Lo dijo Victoriano Muñoz, presidente de Acerinox: "El níquel es un producto financiero que se trafica en la Bolsa de Londres". Y la frase tenía su interés porque, como es sabido, la subida disparatada del precio del níquel, elemento clave en la fabricación del acero inoxidable ha supuesto que el precio del acero se dispare, y esta materia es clave para el crecimiento económico. En los últimos meses de 2001, una tonelada de níquel constaba 5.000 dólares. Dos años después, el precio superaba los 14.000 dólares.
Pues bien, el equipo directivo de Acerinox recordaba que en las bolsas de valores se negocia (se trafica) treinta veces más que el níquel realmente comprado o vendido. En definitiva, que no estamos hablando de un mineral, sino de pura especulación financiera. Dicho de otra forma: Los especuladores de la Bolsa de Londres, que seguramente no sepan para qué sirve lo que están comprando y vendiendo, disparan los precios en un sector clave para la economía mundial. Un ejemplo más de cómo el sistema financiero internacional nunca ayuda a la economía, pero sí puede entorpecer su marcha con extraordinaria eficacia.