La nueva forma de amiguismo en España se llama "Advisory Board", o Consejo Consultivo, que están montando todas las grandes empresas y, particularmente, las grandes consultoras (antes auditoras, ahora lo de auditores no viste mucho), los bancos de inversión y las casas de bolsa. Es decir, el Advisory se ha convertido en el nuevo hallazgo del sistema financiero internacional, en el 'aparataje' del capitalismo.
¿En qué consiste? Pues muy sencillo. El negocio está difícil, así que hay que buscar 'conseguidores', ex de la economía y la política, que echan mano de sus contratos para conseguir negocios. O sea, para asesorar.
Si no, reparen en lo que ha creado Cap Gemini en España sin que nadie se entere: su Advisory Board está compuesto por Jaime Lamo de Espinosa (ex ministro de Agricultura, hombre próximo a Polanco y 'conseguidor' mayor del Reino de España. Un monstruo, oiga). Luego le sigue Leopoldo Calvo Sotelo, ex presidente del Gobierno, un consejero muy singular. Abandonó el Consejo de Siemens en cuanto su equipo directivo empezó a verlo muy negro en los tribunales a costa del caso AVE y los presuntos pagos realizados al Gobierno de Felipe González a cambio de obras públicas (el caso aún no ha finalizado, así que seguiremos hablando de presuntos pagos). Seguimos: Luis Sánchez Merlo, gran 'conseguidor', amigo de todos los españoles, especialmente de la Familia Real, con la que está emparentado; Javier Gimeno, primer ejecutivo de Onda Cero y hombre muy temido en el antiguo Grupo Admira; Ignacio de Benito, ex director general de Telefónica y cuñado de otros dos 'conseguidores' muy capaces: los hermanos Olcese; Enrique Corominas, familia accionista del Banco de Sabadell y muy conocida en La Caixa, donde aspira a todo sin que hasta el momento se le haya otorgado más que lo conveniente. Raúl Modoro, ex político socialdemócrata (o así) con grandes contactos en Portugal.
Asesoran al asesor (Cap Gemini es auditora, en especial tras la absorción de Ernst&Young, consultora, especializada en sistemas de información, servicios jurídicos y todo lo que ustedes quieran), pero no lo hacen gratis. Cobran un fijo y un porcentaje en función del negocio que consigan traer a la firma. O sea, todo muy intelectual y académico.
Y el asunto está cundiendo. Por ejemplo, a la consultora americana EDS le asesora el ex vicepresidente de Telefónica, Javier Revuelta. A Roland Berger, el ex consejero delegado de SCH, Ángel Corcóstegui; a Bain, el todoterreno Aldo Olcese y hasta Boston Consulting Group fichó en su día para su Advisory Board a José María Aznar Botella.
Eso sí, la consultora por antonomasia, Mckinsey no necesita asesor alguno: los contratos se los busca ella solita y le salen por las orejas.
Al final, los Advisory Board no son más que la nueva denominación del viejo amiguismo: la forma en la que la consultoría (una de sus actividades profesionales perfectamente prescindibles) subsiste en un mundo de elevada competencia y una manera con la que los "ex" pueden ganarse unas pelas. Pero no deja de ser el amiguismo de siempre.