La prensa argentina se hace eco de la conversación mantenida ente el presidente argentino Néstor Kirchner en Nueva York, donde ambos participaban en la Asamblea General de Naciones Unidas. Hablaron de Aguas Argentinas, la empresa de Suez y La Caixa que ha decidido abandonar Buenos Aires hasta de que el Gobierno Kirchner no les permita subir las tarifas, dado que pierden dinero. Ni corto ni perezoso, Kirchner solicitó a Zapatero que arreglara la cuestión, lo que significa que, o bien presionará a La Caixa (al grupo Suez es difícil que pueda hacerlo) o bien el Estado español se haría cargo por vía indirecta del desaguisado. Para algo está el Tesoro Público, que como su mismo nombre indica, es un tesoro para este tipo de alianza de civilizaciones. Ni que decir tiene, que el hombre del talante, el diálogo y la sonrisa, accedió a la petición de Kirchner.
La segunda parte de la negociación, siempre según la prensa argentina, cuyo Gobierno se ha encargado de filtrarle, a por b, toda la conversión, se refirió a Aerolínea Argentinas. Como ya informara Hispanidad el miércoles 14 y ahora el resto de la prensa seria (por ejemplo, El Mundo da la exclusiva el viernes 16), naturalmente sin citar, el Gobierno argentino impugnó las cuentas de Aerolíneas correspondientes al ejercicio 2004, porque considera que no obedecen ala realidad (ver noticia). Además, hay causas abierta en los tribunales argentinos y en los españoles en las que se acusa al Grupo Marsans de no haber utilizado los 754 millones de dólares que el Tesoro público español les ofreció para reflotar Aerolíneas (amén de regalarles la compañía) como estaba previsto y firmado. Ahora mismo, los promotores de Marsans, Gonzalo Pascual y Gerardo Díaz, están imputados en el juzgado número 35 de Madrid, junto al número 1 de Aerolíneas, Antonio Mata Ramayo.
Pues bien, Kirchner aún fue más fino, siempre según el relato general de los diarios argentinos. Aseguró a Zapatero que él no tenía nada contra Marsans, ni tan siquiera quería que abandonaran la Argentina, pero que, naturalmente, había que arreglar el desaguisado. En otras palabras: se dieron 754 millones de dólares que no se han empleado como era debido, ¿qué le impide dar otro tanto?
Ni que decir tiene que el siempre solícito Zapatero, prometió al mandatario de la Casa Rosada, arreglar el desaguisado. Aunque algunos sospechan que Marsans no pondrá ni un euro.