El orfanato deja claro hasta dónde puede llegar el amor de una madre por recuperar a un hijo perdido. Con clara influencia cinematográfica de The Innocents, de Jack Clayton (un clásico del que han bebido multitud de filmes posteriores, incluido Los Otros), El orfanato resulta una buena muestra de terror psicológico, ese que nos sobrecoge más por lo que intuimos que por lo que vemos.
El orfanato es el primer largometraje del joven director Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975) pero también, y este dato queda menos reseñado, del guionista asturiano Sergio G. Sánchez. De hecho, éste último da una vuelta de tuerca a la historia de su cortometraje 7337, multipremiado en festivales.
Laura regresa con su familia al orfanato en el que creció de niña con el objetivo de poner en marcha una residencia para niños discapacitados. La nueva casa despierta la imaginación de su hijo Simón que comienza a jugar con amigos invisibles que inquietan a Laura. La situación estalla cuando el día de la Fiesta de Inauguración de la Residencia su hijo desaparece. Para recuperarlo a ella no le quedará más remedio que rememorar su pasado.
Muy bien filmada, muy efectista (en sentido positivo), con un suspense que no decae, El orfanato se beneficia de un guión lleno de subtramas que Sergio G. Sánchez ha sabido cerrar de manera adecuada (muy certera la referente al relato literario de Peter Pan), tanto que, al final, el desarrollo puede tener al igual una lectura racional como paranormal. Tan sólo un fleco, referente a los antiguos compañeros de Laura, no acaba de resultar cuajado…y no les digo nada más para no desvelar ninguna sorpresa.
Sobre Belén Rueda recae toda la carga dramática de la trama, de la que sale más que airosa.
Elegida por la Academia de Cine en la carrera por el oscar a la mejor película extranjera, El orfanato ya ha triunfado de alguna manera porque conocerá su "remake" norteamericano.
Para: Los que les gusten las películas de terror-psicológico