España es una democracia más joven, menos asentada. Por eso, es imposible gobernar si uno no tiene detrás apoyos mediáticos. No todos, que eso es imposible, pero sí los suficientes, que siempre son muchos. Además, la concentración de medios en España es muy superior a la que sufren los gringos.
Pues bien, uno de los pactos no escritos existentes en España es la alianza entre la Corona y los medios informativos. Por ejemplo, don Jesús Polanco, el Emperador, ha dado su visto bueno (y con gran ilusión, a la progresía le encanta elevar el divorcio a modelo regio) al enlace entre don Felipe de Borbón y doña Letizia Ortiz. Es decir, Polanco y otros poderes mediáticos permiten la continuidad dinástica. Y así, no nos enteramos ni de la vida privada de la Casa Real, ni de la fortuna regia.
¿Qué se le pide a cambio al Rey? Pues, no se crean, que no es poco. Se le pide que bendiga lo políticamente correcto. Por ejemplo, se le pide que si pasa por Venecia, aproveche para bendecir una buena película que vende una gran canallada: Mar adentro, de Alejandro Amenábar. El director de la eutanasia, el cineasta del PSOE, nos cuenta (en El País, claro está) que nos lo pasamos muy bien, porque el Rey tiene mucho sentido del humor. Aunque no han visto todavía la película, celebraron con nosotros los premios. Aprovechando que el Rey había ido a visitar una exposición sobre Salvador Dalí, se tomaron unas copas con los Reyes, y luego bailaron un poquito.
Pues, ya está: Si los Monarcas apoyan la campaña pro-eutanasia, de la que discrepan buena parte de los españoles, queremos que Sus Majestades acudan a solidarizarse con los tetrapléjicos que quieren vivir, no morir, y que buscan ayudas para poder desarrollar toda su creatividad, que es muchísima. Por ejemplo, en el centro de tetrapléjicos de Toledo.
Es el gran pacto no escrito. Sólo tiene un problema: No estamos hablando del Rey de todos los españoles, sino del Rey de los señores de la prensa. A cambio, claro está, se obliga a ser políticamente correcto, es decir, a convertirse en un modelo moral, social y público de los principios de esos mismos editores.
Eulogio López