José Luis Rodríguez Zapatero, revestido de reformista, se plantaba en el Debate sobre el Estado de la Nación con un discurso aburrido, sin concreción alguna, cuando los éxitos de su Gobierno en prestaciones sociales y augurando una educación y una sanidad punteras. Discurso más retórico que dialéctico que aburría hasta a sus propios ministros.
Vaga fue su alusión a la situación energética. Pero lo llamativo es que dio por hecho, un pacto energético con el primer partido de la oposición, pacto que su ministro del ramo, Miguel Sebastián, a quien parecía que se le había muerto el gato, escuchó con expresión de resignación forzada.
Porque lo cierto es que la desastrosa política energética del Ejecutivo ha puesto de uñas a las empresas energéticas. Iberdrola le ha llevado a los tribunales y Gas Natural Fenosa es la que más presiona para que, de una vez por todas se solucionen las dos cuestiones pendientes: se anulen o al menos rebajen las primas a las renovables, especialmente a la solar, y se cambie el mix energético.
La liberalización energética, otra de las promesas de Zapatero, no preocupa: en gas se ha conseguido la liberalización casi total mientras que en electricidad se alcanza un 60%.
No, ese no es el problema. El problema consiste en que seis años de apoyo a las energías verdes han dado por resultado un déficit de tarifa de 20.000 millones de euros y que las subvenciones a una energía ineficiente, como es la solar, que el año pasado nos ha salido por 6.200 millones de euros y que el próximo año podría alcanzar los 7.000 millones de euros.
Lo mismo puede decirse de la subvención al carbón nacional y todo ello unido al demagógico acuerdo con el PP para congelar la tarifa... que habrá que volver a subir a final de año.
En el PP, la reacción ha sido contra Cristóbal Montoro, su negociador. Se le acusa de haber congelado una tarifa que habría que subir y Rajoy, además, le ha exigido que utilice la central nuclear de Garoña como línea roja: o el PSOE se desdice o no habrá pacto. Lo malo es que el PSOE considera que si cede en Garoña o en las primas a las renovables, abrirá otro frente aún mayor que el sindical.
Dicho de otra forma, en el PP aseguran que no habrá pacto energético, aunque ni ellos ni los socialistas quieren escenificar la ruptura.
Por cierto, si el PSOE es considerado un desastre por las empresas del sector, el acuerdo firmado por Montoro ha hecho que las grandes compañías desconfíen de la política energética el PP... cada día más.
Miriam Prat
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