A la presión de los barones socialistas se ha sumado la de la familia de Zapatero. Ibarra acabó internado de infarto tras una agria discusión con Maragall. Chaves advirtió al líder de los socialistas catalanes que tal y como estaba redactado el texto de reforma estatutaria, no saldría. Como se sabe, Alfonso Guerra y Felipe González han señalado en varias ocasiones sus críticas al Estatut

Unas críticas que han permitido reposicionarse a un José Bono que va sobrado y que no olvida sus aspiraciones presidenciales. Cuando me quedé a 8 votos de Zapatero les dije que no era mi mejor día, reconocía recientemente el ministro de Defensa, que sin embargo, apuntaba que a la vuelta de la esquina le esperaban su mujer y sus hijas, que estaba satisfecho siendo ministro de Defensa, que confiaba en Zapatero a quien guardaba lealtad y que mientras tanto, seguiría al pie del cañón. Nunca mejor dicho.

Pero las maneras sobradas de Bono apuntaban a toda una estrategia que él niega, pero que existe. Con José Bono estas cosas no ocurrirían, dicen destacados dirigentes socialistas. A esta presión se suma ahora la familia de Zapatero que le pide que dimita y ceda el puesto a su ministro de Defensa. Al menos eso es lo que le ha pedido su padre. Está por ver si el presidente escuchará la voz de su progenitor o vengara la muerte de su abuelo.