La vida es mucho más divertida cuando uno cuenta con partidos como ERC. Todas las fuerzas políticas se han puesto nerviosísimas con las propuestas de los independentistas catalanes, que pretenden cerrar la objeción de conciencia fiscal para gastos de defensa. Ya saben, los pacifistas no gastan en otras armas que no sean las políticas y mediáticas. En el caso de ERC, no es que abomine del Ejército : sólo del Ejército español. De hecho, la historia del partido no resulta, precisamente muy pacifista que digamos. Digamos, por tanto, que los independentistas catalanes proclaman una objeción de conciencia parcial: limitada a la defensa y limitada a la defensa de España y de las libertades en Occidente.
Es igual, la perversión del sistema democrático en nombre del bipartidismo ha comenzado con la supresión de la objeción de conciencia, que el Gobierno Zapatero practica de continuo. Por ahora, el hito más logrado ha sido el de la supresión de conciencia en el caso del gaymonio, al que tantos funcionarios judiciales y concejales se oponen. Es más, el alcalde de Madrid, Ruiz-Gallardón, líder del sector progresista del PP, todavía no ha casado a nadie. ERC no pide, ciertamente, la objeción de conciencia, por ejemplo, de los médicos a la hora de recetar abortos, aunque de hecho se fuerza a ello a muchos profesionales de la sanidad pública, pero sí han puesto sobre la mesa una de las signaturas pendientes de la democracia española: es de agradecer.
Inmediatamente, los medios de Polanco se han vuelto contra ERC, y han descalificado como absurda esa iniciativa. Es sabido que se empieza por la objeción fiscal en asuntos defensa, y se continúa con la objeción de conciencia en defensa de la vida o en el reparto de impuestos, hoy en día un cheque en blanco que el ciudadano otorga al Gobierno y con el que este hace lo que viene en gana.
Pero el ataque de PRISA no termina ahí. En su empeño por allanarle el camino el PSOE, bajo el principio de que es necesario cambiar a ERC por la más civilizada CiU, los chicos de Cebrián han lanzado una campaña contra ERC, a la que acusan de obligar a sus cargos públicos a donar una parte de su sueldo para financiar el partido. Lo que no está claro es de qué se le acusan: ¿Les parece mal que los políticos que han llegado al poder en representación de un partido no colaboran con el sustento de este. Mejor eso que solicitar créditos y no pagarlos, que es lo que viene haciendo todos desde que comenzara la transición y también ERC, dicho sea de paso-. Porque en materia de financiación de formaciones políticas, el problema siempre se soluciona haciendo que los ciudadanos paguen más, cuando lo lógico es aspirar a que los dirigentes paguen menos.
Lo importante: el cambio de ERC por CiU como aliado preferente es la clave de toda la política española actual y de toda la estrategia de Zapatero. Y si además de CiU pudiera contar con el PNV, el aislamiento del Partido Popular sería absoluto.