Aunque algunos traten de edulcorar el apoyo explícito de Blair a Zapatero tildándolo de mera cortesía, la realidad es que Blair se ha tirado a la piscina en fechas previas a que el Parlamento Europeo debata el mal llamado proceso de paz.
Su discurso es el mismo que el del presidente de Zapatero : el proceso será largo, duro y difícil, pero merece la pena intentarlo a pesar de las dificultades y de las críticas de los agoreros que anuncian permanentemente el fracaso. Un buen ejercicio de determinación política.
Sin embargo, aunque existen evidentes paralelismos, el País Vasco no es Irlanda del Norte. En primer lugar por la causa. En el caso irlandés, existe una ocupación ilegítima de unas tierras y de una soberanía. La independencia de Irlanda quedó a medio camino y la lucha de los irlandeses es justa. Querían unir Irlanda frente a los invasores, los británicos. En cambio, el País Vasco, a pesar de tener su idiosincrasia particular y sus fueros siempre ha formado parte de la nación española. No ha habido invasión alguna y lejos de unir, lo que pretenden es separar una nación centenaria, una de las naciones más antiguas del mundo. Tan sólo el nacionalista Sabino Arana quiso retorcer la historia con un discurso mitad romántico mitad delirante, racista y xenófobo.
En todo caso, la justicia de la causa no justifica el terrorismo, por supuesto. Pero conviene matizar que en el caso irlandés hubo ataques por ambos bandos y que efectivamente se trataba de una guerra que exigía un proceso de paz. En el caso español, un bando pone las víctimas; y el otro, los verdugos. No es lo mismo.
Además, Gran Bretaña negoció con el Sinn Fein con la autonomía norirlandesa suspendida. Nada que ver con el despliegue de la autonomía vasca que la convierte de facto ya en prácticamente un Estado. Cuando en España alguien ha planteado la aplicación del artículo 155 de la Constitución que permite la suspensión de la autonomía en casos de riesgo del interés general, vasquistas, catalanistas e izquierdosos de todos los partidos, se han echado las manos a la cabeza.
Además, el Sinn Fein no era el brazo político del IRA, sino la cabeza del IRA. Negociar con Gerry Adams era negociar con el IRA. Y no está tan claro que los Otegi y Permach tengan capacidad para controlar a los Txeroki de turno. Y por último, el IRA no pedía la independencia de Irlanda del Norte sino un régimen de autonomía bastante inferior al que rige actualmente en el País Vasco. Los etarras por el contrario no sólo exigen la independencia, sino la territorialidad, o sea, la anexión de Navarra y del país vasco-francés. Es decir, un imposible.
¿Habría iniciado Blair una negociación con un Sinn Fein que no controla a sus matones, que además de pedir la independencia de Irlanda del Norte exige anexionarse Escocia en un escenario de autonomía amplia para Irlanda del Norte? Probablemente no. Pero hablar sale gratis. Blair mejora su controvertida imagen interna revendiendo la paz de Irlanda del Norte al tiempo que le cobra el favor a Zapatero con concesiones sobre Gibraltar. Porque oh casualidad- el mismo día que ZP y Blair paseaban por el Pardo, Moratinos se encontraba en el Peñón reiterando que España no renuncia a la soberanía. Ya.