Sr. Director:
La celebración del tercer jubileo de las apariciones de la Virgen en el Sur de Francia ha sido el motivo del desplazamiento del Vicecristo a este país.

150 años nos separan del evento por el que, una vez más, nuestra Madre vuelve a mostrarse solícita con las necesidades espirituales de la humanidad. Ella decide, de vez en cuando, hacer acto de presencia en algún lugar del mundo para recordarnos que después de esta vida acontece nuestra verdadera victoria: el Cielo, un Cielo que ha de conquistarse día a día sin alejarse de la Iglesia fundada por su Hijo.

Quienes no entienden o hacen burla de las manifestaciones virginales, no saben hasta qué punto Ella nos es necesaria en el caminar terreno para evitar el desaliento, la angustia y el sopor a que nos somete el entorno. Quien no entienda que María ejerce de verdadera Madre con quienes la invocan, difícilmente podrá salvarse.

Ella es estrella que guía en la noche oscura de todo hombre, es descanso suave del corazón y modelo de amor de la criatura hacia su Dios.

Dolores Bravo

mariadoloresb@gmail.com