- "Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen 'Herodes' que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer", añade el Santo Padre.
- A propósito del "custodio" de Jesús, San José, ha destacado su "gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor".
- En ese sentido, ha pedido preocuparse por todas las criaturas de Dios, empezando por los niños, los ancianos y los cónyuges.
- Y otra vez, insiste en que el poder consiste en servir y el suyo, también: "El verdadero poder es el servicio, y también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz".
- El Pontífice debe "acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños".
La homilía del Papa ha sido sencilla y clara, como es él. Y, como hoy se celebra la fiesta de San José, el esposo de María, ha dedicado parte a glosar la figura del padre terreno de Jesús. Así ha explicado el mensaje del Evangelio de este martes, en el que Mateo cuenta que José hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. En estas palabras, según ha indicado, se encierra la misión que Dios confía a José, la de ser "custodio" de María y de Jesús, una custodia que se extiende hasta la Iglesia. La idea de la custodia la ha desarrollado a lo largo de la homilía.
El Pontífice ha recordado que "el odio, la envidia, la soberbia ensucian la vida" y que custodiar quiere decir "vigilar sobre los sentimientos, el corazón, porque de ahí es de donde salen las intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen". Además, ha pedido que no se tenga miedo de la bondad, "más aún, ni siquiera de la ternura" porque custodiar requiere bondad, "pide ser vivido con ternura".
Precisamente, de San José también ha subrayado que es un hombre "fuerte y valiente, trabajador" pero asimismo de "gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor".
No obstante, ha señalado que la vocación de custodiar no sólo atañe a los cristianos, sino que tiene "una dimensión que antecede y que es simplemente humana" y que corresponde a todos, como muestra San Francisco de Asís. Concretamente, ha indicado que consiste en preocuparse por todas las criaturas de Dios y por el entorno, empezando por los niños, los ancianos y los cónyuges. "Preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres", ha destacado.
Además, ha explicado que custodiar es también "vivir con sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el respeto y en el bien". "Cuando el hombre falla en esta responsabilidad -ha puntualizado-, cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana terreno la destrucción y el corazón se queda árido".
A propósito de 'salvaguardar' y 'custodiar' la creación, ha añadido: "Por desgracia, en todas las épocas de la historia existen 'Herodes' que traman planes de muerte, destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer. Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos custodios de la creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro, del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte acompañen el camino de este mundo nuestro".
En otro momento, el Santo Padre ha admitido que ser Papa "comporta también un poder" pero ante la pregunta "¿De qué poder se trata", ha respondido que el Pontífice debe "acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente a los más pobres, los más débiles, los más pequeños".
"Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los más pobres, los más débiles, los más pequeños", ha explicado este martes durante la homilía de la Misa de Inicio de Pontificado.
Finalmente, el Papa Francisco ha pedido que el Espíritu Santo acompañe su ministerio y a todos los fieles que recen por él. "Orad por mí", ha concluido.
José Ángel Gutiérrez
joseangel@hispanidad.com