Según los expertos, todos estos factores apuntan a una crisis estructural más que coyuntural. Hay un problema de encaje de oferta y demanda, no existe margen para dejar de abastecer y cualquier contingencia es respondida con enorme sensibilidad por el mercado. Incluso, no sería extraño que el barril se colocara en los 80 dólares, el nivel actualizado del precio alcanzado en 1974, un año después de que estallara la crisis.
A todo esto hay que añadir el problema de las refinerías que no han podido realizar sus paradas técnicas en los últimos años debido a la presión de la demanda. Pero la técnica manda y actualmente hay 11 refinerías paradas realizando labores de acondicionamiento. Un problema más para el abastecimiento del producto final que empuja el precio al alza.