Todos los indicadores de primeros de año, sin embargo, son negativos

El indicador adelantado del INE confirma lo señalado la semana pasada por el Banco de España. El crecimiento de la economía española en el 2007 fue del 3,8%, una décima menos que en el 2006, pero aún así, un crecimiento robusto. La foto fija avalaría la tesis de Solbes de suave "desaceleración". Sin embargo, todos los indicadores que se están conociendo son negativos. El paro de diciembre fue muy negativo y Caldera vuelve a ponerse la venda antes que la herida anunciando que el de enero no será tampoco bueno, aunque no tan malo.

La recaudación por IVA va mal, señal inequívoca de la caída del consumo. Además, hemos dejado de estar entre los 25 países más atractivos para la inversión extranjera, según AT Kearney. En el 2007 estábamos en el puesto 17 y ahora hemos descendido severamente. ¿Razón? "Los inversores quieren normativas predecibles". Falta seguridad jurídica y ara colmo, España tiene una hiperregulación por el Estado autonómico.

La morosidad no bancaria creció un 28,88% en el 2007. Pagamos la hipoteca, pero no la letra del coche, ni la tele de plasma. Tampoco las empresas son capaces de pagar los préstamos de renovación de su maquinaria. El importe medio de los préstamos impagados ha crecido sustancialmente. Y las tiendas no paran de cerrarse. El número de empresas creada, cae en picado y la mortalidad empresarial se eleva sustancialmente. No, no vamos bien, pero la cifra de crecimiento del 2007 salva la cara del Ejecutivo.