Casado con una destacada ‘miembra' del Lobby feminista que controla a ZP, y con un hijo asesor de ZP en Moncloa, el mandamás del Banco de España, primer gobernador con carné del PSOE, se apresta a terminar con el modelo de cajas de ahorros, enfrentándose a todo el aparato del PSOE. No es que los socialistas amen la naturaleza jurídica de las cajas de ahorros, sino que desde 1985, esas cajas les han ofrecido muchos cargos bien remunerados, especialmente para los salientes.
Ya se sabe que cuando posees el marchamo progresista puedes dedicarte al capitalismo más agresivo y a la plutocracia más descarada sin el menor problema, e incluso te puedes permitir el gusto de autodenominarte liberal. Del PSOE, pero liberal.
Pues bien, MAFO quiere cargarse las cajas de ahorros, ese modelo creado por la Iglesia y por algunos ayuntamientos y diputaciones provinciales para combatir la usura, y que se ha convertido durante dos siglos en el cimiento de tres elementos a cual más importante de la economía y la sociedad españolas (además del precitado combate contra la usura bancaria):
1. Las cajas han sido las financiadoras de los hogares familiares, verdadero sueño de todo español: el piso en propiedad.
2. Las cajas han sido accionistas de referencia de empresas estratégicas, es decir, llave de la continuidad del tejido industrial español.
3. Las cajas de ahorros inventaron eso que ahora se llama pomposamente responsabilidad social corporativa, al ceder a obra benéfico social parte de su beneficio, pues no sufrían la presión del dividendo.
Pero a MAFO no le gustan, quizás porque MAFO es un progre, y los progresistas aman, ante todo, la especulación bursátil, ese modernísimo mecanismo por el que los céntimos se convierten en euros en unos minutos, un mecanismo que tiene algo de mágico.
Pero MAFO se ha encontrado con muchas resistencias, así que ha seguido el método Mariano Rubio. Su antecesor lo tenía muy claro: si quieres mostrarle tu poder a los banqueros –o a los cajeros-, debes aprovechar a las entidades débiles, Cuando un banco o una caja funciona, puede permitirse el lujo de toserle al supervisor. La tarea de derribo ha comenzado en la CAM, entidad, que, sólo por casualidad, ha sido pionera en el lanzamiento de cuotas participativas al mercado. ¿Cuánto tiempo tardará la CAM en convertirse en sociedad anónima?
Y ojo, porque MAFO cuenta con el apoyo del Partido Popular, esa formación vergonzante que es partidaria de convertir las cajas en sociedades anónimas.
Eulogio López