Imaz ha reconocido que el proceso estalló por los aires el 30 de diciembre. No lo ha roto ni el PP, ni el PSOE ni el PNV. Lo rompió ETA. Y que en este momento, no se dan las condiciones para el diálogo ni las condiciones de la resolución del congreso. En ningún caso el futuro político de este país puede ser negociado con una organización terrorista. Una democracia no puede aceptarlo. Es el momento de hacer frente a la actividad terrorista a través del acuerdo entre los partidos políticos, de buscar el apoyo de las personas que han sido víctimas del terrorismo, y la aplicación de los mecanismos del estado de derecho sin excepciones y a partir de ahí, buscar un escenario de debilitamiento de ETA.

 

Imaz ha añadido que ojalá llegue el día en el que Batasuna pudiese ser una fuerza democrática que estuviese en las instituciones y que con normalidad pudiese llegar a acuerdos con otras fuerzas democráticas. Eso supondría que hemos hecho grandes avances. Pero, para eso, advierte Imaz, Batasuna necesita coraje como el que tuvo en su día el fundador de Aralar, Patxi Zabaleta, para desmarcarse de ETA.