La prudencia política no debe confundirse con la inhibición.
El Partido Popular puede y debe apoyar, con un sólido argumentario, una propuesta legislativa que le coloca en vanguardia de las formaciones políticas europeas que incluyen en su agenda la necesaria tutela de la vida naciente y del apoyo a las mujeres, que son también víctimas del aborto.
A esta política se la puede calificar sin ambages de progresista, pese a las fantochadas de cierta izquierda. Lo que los dirigentes del PP no deben olvidar es que la nueva ley propuesta por Gallardón es una de las diferencias cualitativas de programa con las que compitió en las pasadas elecciones.
Y el respeto a quienes les votaron exige no solo la coherencia del buen gobernante sino la unidad de criterio, incluso a la hora del voto en el parlamento, de una ley que ennoblece al político y a una adecuada concepción de la política.
Enric Barrull Casals