El cristiano tiene obligación de comportarse como buen ciudadano. Debe de reconocer la autoridad legítima, pagar impuestos y obedecer sus leyes. Es un deber moral. Pero junto a ese deber, está la conciencia. Y hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. Lo dice monseñor Pujol en relación a la Ley Aído. No pide protección por la vía de la objeción de conciencia. Tampoco llama a la rebelión. Simplemente recuerda la obligación de conciencia del cristiano. Sean las consecuencias las que sean. No se pierdan este artículo de Religión en Libertad que desgrana el asunto.
Andrés Velázquez
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