González se niega a elevar a Estatutos su retirada a los 70 años, en 2015
Fue Rajoy quien obligó a FG a reducirse el sueldo, pero éste respondió con una maniobra inesperada: en 2010, con 65 años, renunciará al blindaje, pero podrá mantenerse como presidente ejecutivo sin límite. Goiri insiste en poner un límite estatutario al mandato y FG le responde rompiendo todo tipo de relación con él. Si no le ha cesado es porque resulta difícil entender el BBVA sin Goiri.El presidente del BBVA, Francisco González, no se habla con su número dos, el consejero delegado, José Ignacio Goirigolzarri. O mejor, Goiri intenta hablar con FG pero esto no responde si no es, como confiesa un directivo, "estrictamente necesario", Razón: FG ha retrasado su edad de jubilación desde los 65 años hasta los 70, es decir, hasta 2015. La medida se tomó maeses atrás, es cierto, pero lo que preocupa a Goiri no sólo es el retraso (en 2015, Goirigolzarri contará 63 abriles), pues soñaba con acceder a la Presidencia del BBVA en 2010, sino el hecho de que el retraso figura en la agenda del Reglamento del Consejo, (en su artículo cuarto) no en los Estatutos de la entidad. Dicho de otra forma, puede cambiarse en cualquier momento.
El consejero delegado exigió a FG que certificara su retiro, aunque fuera en 2015 y González no es un personaje al que le agraden las presiones.
Desde ese momento, FG se niega a dirigirle la palabra a Goiri, salvo en las sesiones de los órganos que comparten y en reuniones ante terceros. No se trata, además, de una cuestión de procedimiento: es que Goiri tiene la sensación de que FG sigue los pasos de Emilio Botín, para el que no existe la palabra jubilación. Tiene la sensación de que el siguiente paso consistirá en suprimir todo límite de edad para la Presidencia Ejecutiva. Precisamente FG, que lleva a gala no contar con trabajadores mayores de 50 años.
La historia del cambio comienza con Mariano Rajoy, hoy sumido en otras preocupaciones más urgentes. Fue el PP quien situó a FG al frente de Argentaria, a pesar de su nula experiencia bancaria, y quien forzó la "españolización del BBVA". Era, por decirlo así, el banquero del PP. Así que le pidió que se rebajase el sueldo o alguna de sus retribuciones. Por ejemplo, a 31 de diciembre esperaba los 63 millones de euros de pensión. FG le hizo caso de aquella manera. Lo que hizo fue renunciar, ¡en 2010!, a su blindaje, que para aquel entonces y representaría más de 80 millones de euros, según el propio banco. Es decir, que se trataba de un blindaje al alza.
A cambio de tan encomiable esfuerzo, FG amplió su jubilación, prevista para 2010, con la promesa de Goirigolzarri, el hombre que de verdad lleva el banco, de que le sucedería en la Presidencia. El cabreo del Goirigolzarri, próximo al PNV y con ansias de re-vasquizar el banco, fue grande y desde entonces las relaciones son –tal y como las describió un consejero- gélidas. Cuando Goiri ha intentado que los Estatutos recojan el cambio –también pueden modificarse pero el procedimiento resulta más complejo- FG se aleja de su segundo. Si no le ha cesado es porque, tras adelgazar la institución hasta la médula, resulta difícil entender al BBVA sin Goiri.