No tiene sentido que algunos profesores de Secundaria de Madrid hayan pretendido provocar un colapso en las aulas porque se les haya aumentado en dos horas semanales su carga lectiva.
Es cierto, como profesional de la educación lo reconozco, que los profesores merecen un reconocimiento social del que ahora carecen, y que su labor va mucho más allá de las "horas de pizarra". Pero eso no justifica rechazar el esfuerzo suplementario y razonable que se les exige en este tiempo de crisis.
De todas formas, los poderes públicos debieran redoblar sus esfuerzos para explicar sin tapujos lo que nos va a costar a todos salir de la crisis, sin esperar a que sea Europa la que intervenga para descubrir nuestra ceguera. Este que se nos pide ahora, pienso que es el principìo del tiempo y de los serios sacrificios que vamos a tener que hacer.