Han sido los ayuntamientos socialistas, así como el sindicato hermano, la UGT, quienes en la época Aznar advirtieron que las antenas de telefonía móvil podían provocar cáncer. De esta forma, la inversión en las redes de móviles, un mercado exponencialmente creciente, se han hecho con cuentagotas y los españoles han pagado el pato. Los socialistas alimentaron esta aprehensión social hacia las antenas.
Pero eso era en la oposición, ahora en el Gobierno, el ministro responsable de telecomunicaciones, José Montilla, ha manifestado, en un desayuno organizado por el periódico Cinco Días, que no conviene hacer mucho caso a la "creencia minoritaria, muy aislada, de problemas para la salud que puedan originar las antenas". Es más, Montilla asegura que hay "informes médicos que garantizan" que el despliegue de antenas no tendrá consecuencias sanitarias. Es decir, que el Gobierno se dispone a "convencer" a los ayuntamientos para que otorguen todo tipo de facilidades en la instalación de antenas de móviles.