A Lionel Jospin nadie le ha llamado fascista o reaccionario por el hecho de afirmar lo siguiente: "El matrimonio es, en su principio y como institución, la unión de un hombre y una mujer". Más: "Esta definición no es fruto del azar", y concluye que la existencia de dos sexos caracteriza nuestra existencia y es la "condición de la procreación y, por tanto, de la continuación de la humanidad".

 

En primer lugar, mal andamos cuando hay que "solemnizar lo obvio", como diría Felipe González. Y lo cierto es que resulta obvio que la generalización del matrimonio homosexual simplemente haría que la raza humana desapareciera de la faz de la Tierra. Por eso, la sociedad otorga un reconocimiento al matrimonio heterosexual, que no ofrecía a los gay… hasta la implantación del progresismo en España, claro está.

 

El otro argumento que aduce el que fuera primer ministro de Francia (jefe del Gobierno) hasta 2002, y líder del Partido Socialista francés, es que la raza humana tiene dos sexos, y no tres. Ahora recuerden si han oído algo parecido, no ya a un socialista español, sino a algún alto cargo del Partido Popular. Aquí nadie se atreve a abrir un debate sobre el matrimonio gay: se acepta de forma acrítica y el que ponga pegas es un fascista. En Francia, al parecer, se tientan las ropas con tan grave asunto.