Desde las filas socialistas trata continuamente de venderse la imagen de un Gobierno que trabaja incansablemente por España frente a una oposición que espera sentada a ver caer el fruto. No es una imagen muy lejana de la realidad y sólo se trata de exagerarla un poquito. Con un Gobierno que se quiere caracterizar por una buena comunicación, el mensaje se acentúa y se empaqueta con papel brillante.
El vicepresidente primero del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba, respondía a las palabras de Rajoy sobre la necesidad de cambiar al capitán de un barco que va en un rumbo equivocado: Abajo hay unos señores en los camarotes tumbados en una cama, que no hacen nada. Al menos, Rubalcaba tuvo la delicadeza de no dibujar un escenario marino en el que los populares fueran los tiburones.
Pero Gobierno y PSOE no se conforman con presentar a Rajoy como un vago. Además, contraponen la imagen de Gallardón como solución. Desde los medios afines al PSOE se lanza la figura del alcalde de Madrid como el sucesor de Rajoy. Así, consiguen ningunear a Rajoy y ahondar en la división interna de los populares.
Mariano Tomás
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