Yo no sé si alguno de ustedes recordará aquel dicho, que aparecía en los antiguos tebeos, y que decía algo así como: Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Mientras veía El reino de los cielos me vino a la cabeza esta ocurrencia porque la película que ha realizado Ridley Scott no tiene nada que ver con lo que presumiblemente cuenta: Las Cruzadas.
El reino de los cielos tiene como protagonista a Baliant, el hijo ilegítimo de un noble, que tras la muerte de su padre hereda su título y su lealtad a un rey que ha conseguido, entre la 2ª y 3ª cruzada, la convivencia pacífica en Jerusalén de judíos, moros y cristianos (algo que, en pleno s.XII, suena a ciencia-ficción). Pero la frágil salud del monarca presagia que en poco tiempo cambiará la situación.
Lo que más les llamará la atención de El reino de los cielos es el maniqueísmo que desprende todo su desarrollo. Aquí, los buenos, los tolerantes, son los musulmanes (Saladino es todo un caballero) o bien aquellos caballeros cristianos que no parecen creer en casi nada (el personaje encarnado por Jeremy Irons). A estas alturas de la historia puede ser positivo hacer una autocrítica de la labor realizada por los cruzados pero lo que no se puede es resumir toda su identidad afirmando que eran unos aventureros sin escrúpulos que lo único que pretendían era riqueza y honores. Es decir, Ridley Scott cuenta las Cruzadas sin acercarse, mínimamente, a lo que fueron y supusieron en realidad. Con lo cual me temo que muchos adolescentes (la franja de población que más acude al cine) van a quedarse con una imagen bastante distorsionada de unos hechos históricos realmente emocionantes.
Por tanto, si van a ver esta nueva epopeya de Ridley Scott, yo les aconsejo que se pongan tapones en los oídos (así no escucharán las estupideces que se dicen en su desarrollo) y disfruten de lo mejor de la película: una gran puesta en escena (hasta 30.000 extras trabajaron en Marruecos en algunas secuencias) y lo que se deriva de ello: unas batallas impresionantes muy bien filmadas. Asimismo, los más observadores pueden entretenerse intentando reconocer algunos paisajes e interiores de edificios emblemáticos rodados en España (Ávila, Segovia, Sevilla etc).
A la vista del resultado, alguien debería aconsejar a Ridley que se dedique a la ficción, parcela donde ha hecho cosas realmente serias e interesantes (Blade Runner, Alien...)