¡Cómo cambiaría nuestra empresa familiar si por un momento nos asomáramos a esa pequeña empresa y al mismo tiempo la más grande del mundo, que comenzó hace ya... nada menos que 2013 años! en un pueblecito llamado Nazaret.
¡Qué empresaria! Súper joven, llena de vida, dispuesta a todos los sufrimientos más infrahumanos como hoy podríamos decir y sin apartar de su vida la alegría, la serenidad, dando siempre ese ejemplo de humildad ante cualquier acontecimiento desfavorable. Y, no digo nada de San José, ese hombre fiel, justo, siempre dispuesto a ayudar a la persona que tanto amaba como era María y educando a Jesús, intentando darles todo lo que tenía, su trabajo de carpintero y su vida diaria, llena de ejemplaridad digna de ser imitada.
Hoy día vivimos en un mundo que da vértigo, vamos de prisa, corriendo, buscamos a ver donde está la felicidad, nos vamos de crucero o bien al Caribe, nos vamos de compras, cenas, comidas, y al final, de nuevo nos viene la desesperación, la crisis los problemas, no nos aguantamos.
¡Qué pena! No queramos ver algo que está al alcance de todo el mundo y sin embargo lo queremos desechar.
¿Qué posees que no hayas recibido? Y si todo lo has recibido ¿de qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
Intentemos aprovechar las oportunidades que se nos presenta cada minuto para hacer el bien. No nos dejemos llevar por la pereza, la comodidad, el egoísmo, la falta de amor. ¡Esta es la auténtica felicidad!
Ángeles Ávila Ruiz