"Doble contra sencillo a que la cifra de cierre a 31 de diciembre de inmigrantes legales en España no llega a los 2.150.000 necesarios para que se cumpla el anuncio del Gobierno de la entrada de 400.000", señala Antonio Izquierdo, Catedrático de Sociología de la Universidad de La Coruña y representante español en la OCDE para asuntos de inmigración.
Izquierdo critica el enorme déficit de información que tenemos en España: "No sabemos cuántos entran, ni quienes, ni tampoco cuántos salen". En su opinión, el Gobierno debería de invertir más en conocimiento de la realidad, en dotarse de un aparato estadístico suficiente para poder actuar sobre la realidad. "De otra manera, se acaba inventando la información y regulando sobre una realidad desconocida".
Además, el catedrático de sociología duda de que el reglamento de la ley de extranjería vaya a acabar con la inmigración ilegal, tal y como ha "vendido" el Gobierno a la opinión pública. "Un reglamento es lo que es, no se puede esperar que sea el bálsamo de Fuerabrás". Izquierdo considera que el fenómeno de la inmigración es complejo, cuya "digestión" depende del volumen, la procedencia y la intensidad. No quiere simplificar el problema y aboga por que las nacionalizaciones se realicen con criterios distintos al país de origen: "Eso nos dice cada día menos". No obstante, sí concluye que la inmigración hispana es, en general, "más digerible" que la africana.
Sobre los problemas sociales derivados de la "mala digestión" del proceso migratorio, Izquierdo aboga por un Pacto de Estado que dé estabilidad a un fenómeno que exige una mentalidad a largo plazo. "Las tendencias pesan", apunta. De no producirse un consenso social, Izquierdo adivina una gran conflictividad social en el horizonte: "Vivimos en un mar de inseguridades por la inestabilidad del mercado de trabajo y la fragilidad de la cohesión social y en ese entorno de miedo se puede producir una oleada de violencia que se dirigirá sobre los más débiles, los inmigrantes, pero también nuestros abuelos".