Estaban mezclados con desechos biosanitarios, según la investigación la Guardia Civil. Los medios de comunicación han mantenido un curioso mutismo sobre el caso
La clínica Isadora fue montada y dirigida por la exdiputada de Izquierda Unida, Marisa Castro, que como diputada abrió la puerta al aborto en España y como empresaria decidió ponerse manos a la obra, o más bien las manos abiertas para cobrar el dinero de la filantrópica tarea de matar a niños indefensos.
Pero lo repugnante genera repugnancia. Así, inspectores de de Salud y efectivos del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia civil (de la naturaleza humana, se entiende) han encontrado residuos biosanitarios materiales mezclados con restos humanos en una inspección a la Clínica Isadora, lo que incumple la normativa vigente: matar al no nacido no incumple la legislación vigente, pero no reciclar los restos humanos y sanitarios sí. ¿Comprenden? Entre los residuos no materiales, los inspectores consideran que puede haber restos de siete fetos: una mano por aquí, un intestino por allá: ese tipo de cosas.
Lo ha contado Europa Press y, qué curioso, nadie se ha dado por aludido. Los medios de comunicación no consideran que esto sea noticia. Considerarán que es morboso. Eso sí, si se trata de, pongamos por caso, violencia de género, no dudarían en retransmitir todos los pormenores del caso.