La prensa de papel está mal; se cuestiona la supervivencia de las cabeceras otrora de postín. El Mundo gestiona cómo salir a flote de los agobiantes números rojos, aliándose hasta con sus enemigos de antaño, pero fracasa, como le ocurre a PRISA y ABC.
De ahí no es de extrañar que El Mundo haya recurrido, en sus estertores, a buscar lectores a toda costa con temas y argumentos que se salen de madre. Hace una diatriba con la Casa Real. Este sábado en su página editorial discutía el derecho, que creo debe de tener, a defender lo que parece elemental, que el Rey no abdica.
Esta pretensión, convertida en obsesión del Mundo, se le viene abajo. Su plan está claro: primero desmenuzar a la cabeza de la Monarquía española. Después ya se ocuparán del sucesor. A eso don Juan Carlos ha dicho que no. La rabieta de P.J. ha sido descomunal.
Y arremete con una entrevista a la princesa alemana, sin reparar una pizca en el daño moral que ha causado a Doña Sofía -merecedora del aplauso de los españoles por su excelente reinado- y toda una familia que no se lo merecen en absoluto. Todo ello por el berrinche de Pedro Jota al no conseguir la abdicación real, muy de mercaderes de periodismo, no de periodistas.
Ginés Alcaraz Garrido