- Aunque el pulso entre Juan Carlos I y su hijo Felipe se mantiene.
- El heredero consigue salvar su matrimonio y su acceso al Trono.
- Lo cierto es que doña Letizia Ortiz ha cambiado de actitud desde su enfrentamiento de Buenos Aires con Moncloa.
- Y el Rey deja claro que no piensa abdicar. Cuando se recupere, volverá al primer plano.
Empecemos por lo último. SM el Rey de España ha paralizado los encargados trámites -largos y abstrusos- para un divorcio entre el Príncipe heredero, Felipe de Borbón, y su esposa, doña Letizia Ortíz Rocasolano (ambos en la imagen).
Decíamos ayer que el Rey ya habría ordenado a sus asesores jurídicos preparar el divorcio entre SAR Príncipe Felipe y su esposa, Doña Letizia Ortiz Rocasolano. Y así era. Y lo más grave es que esta considerable tragedia se hubiera perpetrado si el Rey no se hubiese visto sometido a una doble operación en la clínica Quirón.
A partir de ahí se produjo un pulso entre padre e hijo, pulso en el que incluso SM, según las mismas fuentes del entorno real, se planteó el cambiar la dinámica sucesoria. El conflicto llegó a su máximo 'esplendor' cuando don Felipe acudió a la Cumbre Iberoamericana sin papel alguno, pues el Rey, imposibilitado para viajar por enfermedad, se hizo presente con un vídeo en el que planteaba la propuesta española y en el que ni citó al heredero allí presente.
Pero don Felipe, afortunadamente, ha logrado salvar su matrimonio. En ello ha tenido que ver el cambio de actitud de la propia doña Letizia, quien ha pasado de montaraz a colaboradora. El punto de inflexión fue Buenos Aires, el mismo día en el que Madrid perdía la organización de los Juegos Olímpicos de 2020, y que en el colmo de su viaje por la rebeldía, doña Letizia llegó a mantener una situación bronca con los colaboradores del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acerca de cuándo deberían volver a España y de la utilización del avión presidencial para traer de vuelta a los Príncipes de Asturias.
A partir de ahí, doña Letizia cambió de actitud. Menos salidas privadas y más colaboración en el papel institucional que se espera de ella como futura Reina de España. Incluso actividades conjuntas con Su Majestad la Reina y con la infanta Elena, ahora tan en el candelero por haber cumplido 50 años. SAR Elena de Borbón no dejaba de ser una de las alternativas a la sucesión, de hecho, no ha dejado de serlo nunca.
Ese cambio de doña Letizia, que ha vuelto a sonreír, todavía no ha conseguido su integración en sus deberes como futura reina consorte al 100 por 100, pero ha servido para serenar los ánimos. La futura Reina, a la que la progresía española considera su baza en el Trono, aunque sea en calidad de consorte, se espera sea definitiva.
En otras palabras, fuentes de Zarzuela confirman a Hispanidad que, por el momento, el divorcio se ha paralizado, aunque las relaciones entre el Rey y su hijo no sean aún las mismas de antaño.
Y eso sí, el Rey no piensa abdicar. Sólo piensa en recuperarse de su lesión en la cadera y volver al primer plano de la vida pública, recuperar su mala imagen (la mala imagen de doña Letizia no se ha extendido al conjunto de España).
Buena noticia: no se rompe un matrimonio y no se incrementan los problemas del país con un divorcio regio, que siempre es un fracaso. Pero recuerden: el Rey no tiene la menor intención de abdicar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com