Al responsable de imagen de la Casa Real española deberían otorgarle el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación. Un tipo listo, un vivo, espabilado, muy capaz, oportuno, brillante. Lleva un año formidable.
Lo malo de ser Rey es que no puedes rectificar ni aunque quieras. Supuso y no admitido que el Rey quisiera rectificar los piropos lanzados al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, su rectificación resultaría una cesión a la derecha y un insulto a la izquierda.
Como además todo Madrid sabe ya de la amistad entre su SAR el Príncipe heredero y su esposa, doña Letizia, futura Reina de España, con el matrimonio presidencial formado por don José Luis y doña Sonsoles, el asunto se vuelve más peliagudo. Por decirlo de alguna manera, tenemos una Casa Real de lo más progresista.
Dicen los sesudos historiadores -probablemente una reiteración- y nuestros más finos analistas políticos -seguramente una contradicción en origen- que el Rey no debería apoyase en la izquierda, sino en la derecha, pues es su báculo natural. Y para refrendar la propuesta le recuerdan el 14 de abril de 1931.
Personalmente pienso que no es cierto. A Su Majestad le ocurre con la derecha lo mismo que al PP con el voto católico: que -piensan- sólo le puede votar a él. Dicho de otra forma: ¿Dónde se ha visto una derecha republicana? (es una pregunta retórica, no me respondan que se vio en la II República). Así que como la derecha está obligada a aplaudirle, pude permitirse el lujo de alabar ala izquierda. Igualito que el PP con los cristianos.
Ahora bien, una cosa es distanciarse de la derecha y otra acercarse tanto que le roce las narices. Los elogios sobraban, y no han hecho sino confirmar que el PP de José María Aznar respetaba a la Zarzuela pero no le permitía ni una.
Además, ni los más agudos hacedores de ditirambo monclovita incluirían entre las virtudes de ZP la lealtad. De hecho, ZP ha engañado a padre e hijo y, en cuanto le convenga, el presidente del Gobierno volverá a agitar el espantajo republicano.
Pero lo importante no es que Zarzuela tenga el apoyo del PSOE o del PP, sino de los dos o de ninguno, en igual medida. Ahora mismo, ese respeto existe. Por eso, las cámaras de RTVE que retransmiten cualquier acto presidido por el Rey de España giran la cámara en cuanto Su Majestad echa una cabezadita en un acto público, somnolencia que servidor comprende perfectamente, dado el sopor que provocan determinadas actividades.
Por su fuera poco, a nuestro imaginario DIRCOM de Zarzuela se le ha ocurrido convertir a la real familia, para ser exactos a Telma Ortiz, hermana de la futura Reina de España, en el escenario de la batalla entre el derecho a la información y el derecho a la intimidad: Doña Telma ha denunciado sólo a cincuenta medios informativos para que dejen de acosarla a ella y a su pareja. La verdad es que la prensa progresista, especialmente PRISA y los medios públicos, se había convertido en la gran defensora de los Borbones, al menos desde que doña Letizia entró a formar parte de la familia. Y entre 50 medios denunciados, figuran todos los progres.
Sinceramente, abomino del periodismo rosa, un verdadero coñazo. Ahora bien, sorprende que ningún personaje que no haya querido convertirse en carne de prensa rosa haya entrado en el infierno del que habla doña Telma. Reparen en las nietas del anterior jefe del Estado. Alguna se ha convertido en carne de cuché, pero de otra nada sabemos: como no ha vendido su intimidad, como no ha concedido ni un minuto a la vanidad, nadie ha querido comprársela.
Por otra parte, la sentencia de Carolina de Mónaco ha establecido un precedente peligroso. Antes, más menos, la cosa estaba clara: nadie te podía fotografiar en tu casa privada, pero sí en la calle pública. Otra cosa es que se te ofenda desde un medio o que sus reporteros impidan tus movimientos, pero exigir a un juez que no te fotografíen en la calle, siendo persona adulta y hermana de la futura reina, parece algo tan fuerte que hasta el fiscal se ha revuelto contra las pretensiones de la cuñada del pre-monarca.
Sí, el periodismo rosa es la desgraciada aportación española al periodismo amarillo occidental. Ahora bien, la familia Ortiz Rocasolano quizás debería mostrar una mayor modestia. Digo, para favorecer a la Monarquía y no judicializarla. ¿O será que doña Telma es republicana?
Eulogio López
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