En España sólo existen dos españoles inviolables. El primero es el Jefe del Estado, y lo es por precepto constitucional. El segundo es el banquero Emilio Botín, no porque lo prescriba la Carta Magna, sino porque así lo ha decidido el magistrado Gómez Bermúdez, presidente de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional: el Alto Tribunal acaba de archivar, en vísperas de Navidad, como debe hacerse, el caso de las cesiones de crédito del Banco de Santander. Es decir, que no habrá juicio acerca de un caso que afecta a decenas de miles de españoles, y en los que la Hacienda pública ha perdido 85 millones de euros (14.000 millones de las antiguas pesetas), aunque la cifra real es inmensamente mayor, dado que los casos juzgados ya habían sido reducidos artificialmente por otros jueces de la Audiencia.
Repito : un juez llamado Javier Gómez Bermúdez, junto a otros dos magistrados, ha echado por tierra el trabajo de su compañera Teresa Palacios, trabajo que le costó 14 años de lucha en solitario contra:
1. El Ministerio Fiscal
2. La Abogacía del Estado.
3. Sus compañeros jueces.
4. La legión de abogados del Banco Santander.
5. Los medios informativos conectados pro Marías Cortés, el mayor lobista de España, siempre a las órdenes, fifty-fifty, de Emilio Botín y Jesús Polanco, según depende de la factura. Cortés es un personaje irrepetible, cuyo único peligro es que sus dos patrones, ambos nacidos en Santander, no discutan jamás. Él, a cambio de sus servicios, aporta entusiasmo en la defensa de sus amos. Todavía se recuerda la famosa reprimenda que, en público, en el madrileño restaurante Horcher, el editor Jesús Polanco, propinó al portavoz parlamentario del PP, Eduardo Zaplana, quien, temblando como una hoja, trémulo ante el poderoso editor progresista, escuchaba a Matías Cortés, aquello de: ¡Atízales Jesús!
El coraje de Palacios permitió terminar el sumario y que hubiese juicio oral sobre el mayor fraude de la historia económica reciente, pero en la vista previa Bermúdez se lo cargó.
Esto es lo más gracioso de todo. Las cesiones modelo Santander, no dejan de ser un delito fiscal, donde el perjudicado es la Hacienda pública. Pues bien, la Abogacía del Estado, tanto con Aznar como con Zapatero, ha renunciado a defender lo suyo. Y la Fiscalía del Estado, no sólo ha renunciado a defender al Estado, sino que ha insistido, una y otra vez, en el sobreseimiento del caso, y no ha dejado de poner impedimentos a la jueza Palacios, en lugar de ayudarla, para que cumpliera su función.
Conclusión: mientras los chicos de Gómez Bermúdez exoneran a don Emilio, con el aplauso de los fiscales de la Audiencia, sus hermanos menores, los fiscales de toda España, persiguen a los titulares de cesiones de crédito por el mismo delito del que Botín sale a hombros por la puerta grande. Es decir, que el titular de un contrato de cesión de crédito realizado con la poco recomendable intención de colocar dinero negro- será juzgado mientras el que posibilitó la negrura de todas esas secciones, para el que la ley propone 49 años de cárcel (insisto, sobre un porcentaje de cesiones mutilado) sale indemne y loado, sin tan siquiera someterse a juicio. Justicia para todos, que le dicen.
Ahora bien, si es verdad que sólo SM el Rey Juan Carlos I y don Emilio son inviolables, cierto es que el primero envidia mucho al segundo. Porque sobre Su Majestad no existe el consenso (¡Pardiez, qué concepto más útil!) del que disfruta el banquero. Botín es el único personaje capaz de unir a las dos españas.
Botín es el único español al que temen:
1. Zapatero y Aznar. Tanto uno como otro han lanzado al aparato del Estado, abogados y fiscales, contra el sumario de la juez Palacios.
Ni a un solo ministro, ni aznarista ni zapaterista, se le ha oído una sola crítica a Botín. Una excepción: la de la fallecida Loyola de Palacio quien, con todo criterio, acusó al Botín el vendepatrias de vender su participación de control en Ebro, avanzadilla de la industria alimentaria española, y hoy, recuperada, primera arrocera del mundo. Entones Loyola era ministra de agricultura y fue reconvenida por su compañeros de Gabinete. Pero nadie levantó la voz cuando el vendepatrias se deshizo de Cepsa, o estuvo a punto de enviar Fenosa a Italia, o, vendió AUNA a la subvencionada France Telecom. Todo un patriota, don Emilio.
2. PSOE y PP. No sólo en cesión de crédito, sino en el caso de las vergonzosas indemnizaciones de José María Amusátegui y Ángel Corcóstegui, donde Botín compró con dinero de sus accionistas el poder absoluto en el primer grupo financiero español. Ambos partidos aplaudieron entusiasmados la operación.
3. Solbes-Rato. Los dos guardianes de la ortodoxia financiera, con sus respectivos bancos de España colgando, el de Caruana y el de MAFO, son íntimos de D. Emilio, Ambos se han apresurado a ordenar a abogados del Estado y fiscales -éstos por vía indirecta- que no molesten al banquero. La familia Rato todavía tiene que explicar lo que ocurrió en Aguas de Fuensanta, donde el Banesto de Botín acudió en ayuda del entonces vicepresidente.
4. Janli Cebrián y Pedro J.: los dos poderosos periodistas aplauden con ambas manos a la familia Botín. A Janli, Jaime Botín le nombró consejero de Bankinter, a Pedro J. Ramírez Emilio y Ana Patricia le financian sus compras de acciones de El Mundo, con cuya especulación se ha forjado un bonito patrimonio, con piscina en Mallorca incluida.
Por cierto, tampoco esperen crítica a Botín en los medios controlados
5. El Mundo y El País. Pasando de lo personal a lo institucional, ambos diarios apoyan, como un solo hombre, a don Emilio. FG, por ejemplo, siente mucha envidia de su colega. Para lograr menos alabanzas y menos silencios cómplices, el presidente del BBVA se ve obligado a pagar mucho más dinero en publicidad y otras regalías.
6. SER-COPE: las emisoras enfrentadas a muerte por el 11-M. manipulación electoral y teoría de la conspiración incluida, sólo coinciden en venerar a la persona de don Emilio. Federico Jiménez Losantos, y los chicos de Polanco compiten en el sahumerio al banquero que con más generosidad engrosa la caja de ambas cajas. El duro Carlos Llamas o el fustigador Federico se convierten en tiralevitas babosillos cuando el protagonista de la noticia es el señor Botín, mecenas de todos los españoles.
7. Bermúdez y Garzón. Los dos arquetipos de juez conservador y progresista, enfrentados profesional, política y personalmente enfrentados, sólo coinciden en una cosa: en su profundo respeto a la figura, noble y señera, de don Emilio, la encarnación el poderoso caballero don Dinero. Garzón condenó el caso Banesto II a un callejón sin salida, mientras que jueces próximos a Bermúdez quien no pudo actuar en primera línea por haber sido recusado- hicieron que Botín saliera indemne del caso Amusátegui-Corcóstegui a través de su larga mano en la sala de lo Penal, mientras, ahora, ya en Presidencia, se ha encargado de archivar el caso sin permitir, tan siquiera, que se pudiera celebrar el juicio.
Hacienda somos todos: sólo falta Botín. Ahora sabemos lo que podemos esperar de la Administración de Justicia: ¡Robaperas al paredón, defraudadores al salón!
El Rey también envidia a Botín. FG envidia a Botín y yo mismo empiezo a sentir celos.
Eulogio López