El autor recuerda el temor del Dios que nos salva del relativismo y la vulgaridad. Yo, desde luego, no lo habría explicado mejor. Es la misma idea de aquella campaña publicitaria durante el mundial de fútbol: lo que tú haces, los niños lo hacen. En efecto, un famoso -político, intelectual, deportista o actor- es, ante todo, una referencia para el público. La referencia que ofrece una institución centenaria del prestigio del Real Madrid actual está en picado. También en este caso Florentino Pérez (¡Oh capitán, mi capitán!) se está cargando al Real Madrid. El primer aldabonazo fue el del hortera de David Beckham, el segundo, más profundo, Cristiano Ronaldo.
Sólo un pero: se publica esta espléndida tesis en un diario que sigue forrándose con el negocio de la prostitución en sus anuncios por palabras. Por lo demás, sólo suscribir cada una de sus palabras.
Eulogio López
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