Sr. Director:

Ayer publicaban Vds. la noticia de mi nombramiento como Secretario General de la Comunión Tradicionalista Carlista, cosa que agradezco. En el texto destacaban como "lo mas llamativo" de la ponencia que presenté en nuestro Xº Congreso una alusión a la posibilidad de "negociar incluso con personas que puedan hacernos daño".

Teniendo en cuenta que vivimos en un ambiente político distorsionado por esa forma brutal de propaganda llamada terrorismo - propaganda que por cierto nos impide afrontar los males más profundos que sufre nuestra sociedad-, me gustaría aclarar el sentido de esa frase. Porque algún lector podría pensar que me estaba refiriendo a la negociación con ETA. Nada más lejos de mi intención. Lo que dije fue lo siguiente:

El carlismo no puede limitarse a proclamar principios como un disco rayado. Una vez proclamados, alguien tendrá que dar la cara por el pueblo español, el verdadero e "indígena" pueblo tradicional y católico español, que vive huérfano de representantes. Por eso la posibilidad real, el riesgo, de manchar nuestras gloriosas banderas no puede amedrentarnos nunca hasta tal punto que renunciemos a la toma de decisiones políticas, electorales, discutibles o arriesgadas. En eso consiste hacer política. Y hacer política, negociar si viene al caso, hablar con personas que pueden hacernos daño... todo ello por responsabilidad y sin caer en lo que podríamos llamar, más que carlismo (el seguimiento de Don Carlos), "carlistismo" (el seguimiento anquilosado de una imagen de museo).

En resumen: que para hacer política hay que tener principios. Y que quienes tienen principios han de superar el miedo a "mancharse" con la acción política. Y en cuanto a negociar o hablar con quienes "pueden hacernos daño" no olvidemos que el Estado puede siempre hacer más daño que la ETA. Entre otras cosas porque peor que matar el cuerpo es matar el alma.

Javier Garisoain

Secretario General de la CTC

ctc@ctcarlista.org