Sr. Director:

Les escribo con motivo de la omisión de las raíces cristianas de la Constitución europea. No sé a qué viene esta animadversión hacia una cosa tan evidente, en donde en cada pueblo, ciudad o capital se ven, en toda Europa, un campanario de una iglesia católica, que para el viajero sirve de referencia para saber dónde está el centro de dicha localidad. De aquí que nuestro gran Cervantes, en el Quijote, dijera la frase célebre: "Sancho, con la iglesia hemos topado", refiriéndose a que habían llegado al centro del pueblo, donde se halla, normalmente, la mayoría de actividades.

¿Se quiere borrar de Europa toda acepción religiosa? Pues, entonces, bebamos y comamos que son sólo cuatro días, y para algunos sólo dos. No hay mayor injusticia que asegurar a las personas que no volverán a ver jamás a sus seres queridos fallecidos. Que Dios y la Virgen (España, tierra de María) nos amparen de esta locura congénita.

Tomás Bertrán

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