El subgobernador del Banco de España, Francisco Javier de Aríztegui, considera que estamos mejor que hace seis meses y que el cambio es relevante. Reconoce que la situación sigue siendo difícil y que nos encontramos ante indicadores esquizofrénicos, pero considera que eso es mejor que el pesimismo de hace medio año. Los datos en los que basa su razonable optimismo son los indicadores financieros, los de sentimiento y de economía eral, donde observa una desaceleración en la caída. O sea, que no profundizamos en el deterioro.
Sobre el Frob, señala que la recomendación del Banco de España fue que si hubiera capital público se exigiera una reestructuración y una reorganización porque el Parlamento español así lo señaló en su proyecto de ley. ¿Significa reestructurar, necesariamente fusionar, como afirma la AEB? Aríztegui echa mano del manual y suelta la teórica sobre las ayudas de Estado: estarán permitidas siempre que supongan una reestructuración en la red comercial, el tamaño, el personal, etc. Y en último término, será la Comisión Europa quien evalúe si la reestructuración es suficiente. Lavado de manos.
Más. Sobrecapacidad. Muchos financieros calculan la sobrecapacidad el sistema en un 20-30%. Aríztegui no niega la sobrecapacidad del sistema por la enorme expansión producida entre el 2002 y el 2007. Probablemente haya que revisarla porque es excesiva. Sin embargo, se niega a cuantificar el exceso de capacidad del sistema.
En cuanto al debate sobre las provisiones, reconoce que el Banco de España está revisando por si fueran excesivamente conservadoras o laxas. Tenemos que afinar el instrumento. En todo caso, advierte que el resultado final -sin fecha- será conservador y prudente.