Luis Valls-Taberner redactó esta carta hace 12 años, el 7 de noviembre de 1993, de su puño y letra y, como numerario del Opus Dei que era, la dirigió al director de su centro. Corrigió algunos puntos sin importancia, pero lo cierto es que la mantuvo la columna vertebral del texto. Que sepamos, sólo el Confidencial Digital se ha referido al texto en edición del lunes. Aquí lo tienen completo :
Querido director:
Deseo morir tranquilo como los santos Patriarcas, como he vivido. Ruego por tanto, por favor, que se deje en paz a los amigos.
Quisiera morir alejado de la civilización para que lo anterior fuera fácil de cumplir. Ninguna publicidad es deseable: ni entierro ni funeral avisado, ni esquelas, ni notas necrológicas pedidas o provocadas.
Claro que agradecería que recen. Pero no otra cosa.
Dejad en paz a unos y otros. (No tengo nada de valor. Se puede tirar todo).
Me voy haciendo viejo. La muerte puede aparecer en cualquier momento. Cuando suceda, deseo que se deje en paz a los amigos. Es mejor no dar pie a que se sientan forzados a ir al entierro, asistir a funerales, escribir un artículo, etc. Por eso en el testamento prohíbo que se publiquen esquelas. Que cada uno rece y encargue que otros recen, pero que no salgan de todo aquello que favorece al alma sin recurrir a XXX [ininteligible]
Te envío el testamento por si es de interés.
Gracias. Un abrazo, Luis Valls.