Tampoco pasa nada, dado que quien va a habitarla es el embajador español en Estados Unidos, Javier Rupérez, pero en el futuro podría llegar un embajador dotado de buen gusto. Y esto podría resultar terrible.
El caso es que José María Aznar aprovechó su viaje al Imperio para inaugurar la nueva residencia oficial del embajador español en Washington, realizada por el arquitecto Rafael Moneo, más conocido por el 'Tetris', por su afición a los cubos.
Fiel a la tradición, a la suya propia, Moneo ha diseñado una residencia compuesta por cubos y con escasos ventanales, se supone que para asegurar la intimidad de sus habitantes. Se parece bastante al cubo de la ampliación del Museo del Prado y las viviendas sociales construidas en la M-30 madrileñas, conocidas como "la cárcel", así como el edificio sede Bankinter, otro cubo rojo monísimo, por no hablar de la chirriante catedral de Los Ángeles.
La diplomacia española ha vendido el engendro de la nueva residencia como la avanzadilla de la arquitectura española. La verdad es que el nuevo Tetris del arquitecto navarro (justamente de Tudela, haciendo bueno el viejo dicho de la zona: ¿De Tudela? ¡Pa'jodela!) poco tiene que ver con la tradición española, como todas las obras de Moneo. La tradición arquitectónica española es pura luz, la luz que entra por la balconada castellana, justamente opuesta a las oscuras viviendas musulmanas. Rupérez no es musulmán, pero posee la gran virtud árabe de la obediencia al superior.