Las restricciones crediticias y las exigencias de Basilea III urgen la reestructuración del sistema financiero

 

Las reformas en el sistema financiero urgen. Como dijo Rato hace unos meses, cada día que pasa la situación es peor. El tiempo ahora no compra nada; agrava la situación, señalaba en la mañana de este jueves Luis de Guindos. ¿Por qué? Porque estamos ante una sequía del mercado financiero en el que el crédito se ha convertido en un bien escaso. Además, el riesgo país de España se va a trasladar a las entidades financieras con crecientes problemas para acceder al dinero. La guerra del depósito no es sino una muestra de las restricciones en el acceso a la financiación. Si alguien quiere dinero fresco, lo tendrá que pagar.

Además, la actividad crediticia se va a reducir en un 20-25% en este 2010. Es decir, ni va a haber volumen ni margen. Y por si fuera poco, probablemente Basilea III establecerá nuevas exigencias de capital a las entidades financieras. El conjunto de estas circunstancias hace que la necesidad sea cada vez más urgente.

Por eso De Guindos cree que las cajas hubieran anticipado el actual escenario (pérdidas generalizadas, recorte de la actividad y del margen, etc.) probablemente habrían emitido cuotas masivamente. No lo han hecho y ahora les pilla con los deberes sin hacer, viene a decir. Y cada día que pasa la situación es peor. ¿Por qué han tardado tanto? Ha habido una ilusión óptica de beneficios y márgenes en los primeros trimestres del 2009. Pero eso se ha acabado.

¿Llegaremos a la reestructuración antes del 30 de junio? No parece, aunque De Guindos prevé que Bruselas nos dé una prórroga para la utilización del FROB, que califica como ventana de oportunidad, aunque también reconoce que el 7,5% de interés cobrado es caro. Probablemente fue la exigencia de Bruselas para que no lo considere ayudas de Estado; además, mientras todos están regresando, nosotros estamos yendo.

Por último, De Guindos lamenta que el conjunto de las operaciones de fusión anunciadas o en marcha no supongan más del 25-30% del libro de crédito. Es decir, a su juicio queda mucho por hacer. Casi todo. Y el tiempo apremia.
Andrés Velázquez
andres@hispanidad.com