Fue un lapsus, afirma Moncloa, permanentemente en socorro de las meteduras de patas de Rodríguez Zapatero, un lapsus, además, inmediatamente rectificado, pero que nos orienta sobre el universo mental de ZP. Mañana del jueves, en pleno Cumbre de presidentes autonómicos, ZP alude al trágico accidente de Barajas. Así: accidente. Rectifica de inmediato, pero rectifica mal, para cantar el trágico atentado, lo que no deja de ser una innecesaria reiteración. En efecto, todos los atentados son trágicos, especialmente cuando hay víctimas mortales.
No, ZP no quiso bromear con la tragedia. Lo único es que la bofetada que la ha propinado la banda terrorista ETA le ha dejado muy tocado. Ahora mismo, no se sabe quién es su amigo y quiénes son sus enemigos.
Además, a la bofetada etarra le ha seguido su reacción primera, negándose a hablar de ruptura, reacción que hubo de ser corregida pro sus asesores, en especial por su ministro Rubalcaba, encargado de despertarle de la modorra máxima en la que se encontraba sumergido.