El Tribunal Europeo de Justicia declara en una sentencia que ningún proceso que implique la extracción de una célula madre de un embrión humano podrá ser patentado, puesto que implica la destrucción de ese embrión.
Es obvio que los embriones tienen un ADN propio y que, si nadie se lo impide, acaban adquiriendo forma de niño. Este hecho es, más que una verdad científica, una obviedad, pero los tribunales y los parlamentos se han empeñado en crear la realidad a golpe de sentencias y leyes.
Este reconocimiento de la dignidad humana de las personas en estado embrionario debería ser el primer paso. No se permite la comercialización, pero en varios países europeos sí se permite la investigación, el almacenamiento, la destrucción…
Mariano Tomás
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