Es la primera vez que un Gobierno se atreve a meter mano a las concesiones heredadas. Pero, esta vez, el Tripartito lo ha hecho. Ha eliminado la prórroga de las concesiones de ITV, cuyo periodo de concesión expiraba en 2006 y que el anterior Gobierno de CiU había prorrogado por 15 años. En la mayoría de los casos se trata de empresas ligadas de manera indirecta a Convergencia, pero una de ellas es una filial de Aguas de Barcelona, filial de La Caixa. Eso, para que quede claro que el PSC no tiene vínculos con la caja de ahorros catalana. Fainé tranquilo, se trata de "chiquilladas" de políticos con caducidad en un máximo de cuatro años.

 

Se trata del primer paso. En cuantía no es muy grande, pero sí que sienta un importante precedente de otras prórrogas de concesiones de autopistas, de un volumen mucho más sustancioso y también explotado por compañías filiales de La Caixa. En Cataluña, todo el mundo asegura que las inversiones en autopistas están más que amortizadas y que la prórroga consiste en un regalo "gracioso" a cambio de financiación del partido de turno.

 

Varios son los "chiringuitos" utilizados por el poder catalán para agraciar a sus amigos, dicen las malas lenguas. La arbitrariedad del sistema de concesión genera intrínsecamente poca transparencia en las ITVs, los transportes sanitarios por ambulancia o las pruebas de diagnóstico médico. Pero el "chollo" se acaba. Y tras la salida de CiU del poder, el nuevo Gobierno empieza a borrar y a comenzar una nueva cuenta. Ahora sólo queda que las nuevas concesiones se realicen con criterios de transparencia y profesionalidad.