El TSJ de Andalucía reconoce el carácter adoctrinador de la asignatura Educación para la Ciudadanía (EpC) y el derecho a no cursarla.
Mi felicitación para los padres andaluces y para el noble Tribunal. Como madre, me alegro; como profesora de Secundaria, veo que los padres llevan razón: tal y como está enfocada EpC en España, no se trata de educación sino de imposición de una ideología nonagenaria y perversa (de Carlos Marx y Engels) que considera al varón y a la mujer no como complementarios sino como adversarios (es la llamada ideología de género, con sus derivados, también introducidos en la instrucción académica).
En la Rusia comunista de Lenin y de Stalin, se obvió este aspecto de la ideología marxista por representa un peligro para la sociedad. Ahora, lo ha abrazado ZP, que aprobó el proyecto de EpC elaborado por la Fundación Cives y algunos profesores de la Universidad Carlos III. Por si fuera escaso el bodrio, se introduce, en la escuela, otra novedad: los postulados de la actual ley del aborto. Considerar el aborto como salida de un embarazo no deseado, no es ético ni inocuo, sino inicuo: el aborto hace dos víctimas: el niño y su madre, que cargará de por vida con tan doloroso síndrome. Con razón dijo el cardenal Antonio Cañizares: Colaborar con la implantación de la nueva asignatura es colaborar con el mal.
María Fernández Alonso