Pero no por previsible en sus fallos, se debe dudar de la imparcialidad y ecuanimidad de don Pascual Sala quien, de este modo, habrá realizado el último servicio al socialismo español. Y todo ello, fíjense bien, desde su inabordable independencia.
Divertido va a ser contemplar y escuchar al ministro de Justicia, don Alberto Ruiz-Gallardón, conocido como gay-ardón, casador de homosexuales, quien asegurará, cuando la profecía se cumpla, que él asume lo que dice su partido, mientras el susodicho partido considera que la única verdad existente es lo que sentencia del Tribunal Constitucional. Esto es, que asume la sentencia. Todo sea por el respeto a los tribunales.
Es como lo de la sentencia de Sortu: el PP se rasga las vestiduras durante unos minutos y luego respira hondo: le viene de miedo un TC controlado por los socialistas para que, antes del cambio, legalice Sortu y legalice el homomonio.
A fin de cuentas, había que festejar la semana, o el mes, no lo tengo claro, del orgullo gay. Tengan ustedes en cuenta que el lobby sodomita ya no se conforma con convertir la penetración anal en matrimonio sino que excluye de la convivencia democrática a cualquiera que se atreva a opinar contra el gaymonio o contra la homosexualidad. Y eso es más grave todavía.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com