El cardenal y presidente del Consejo Pontificio para la Familia, Alfonso López Trujillo, llamó en la noche del martes 18 al padre Juan Antonio Martínez Camino, portavoz de la Conferencia Episcopal Española, para exigirle una rectificación inmediata de sus declaraciones sobre el uso del condón para prevenir el sida. La mayor autoridad vaticana en materia de familia sufrió en su día una durísima campaña de la prensa anglosajona por recordar que la Iglesia no admite le preservativo y que, además, el virus del sida podía traspasar las paredes de los condones y comenzar a desarrollarse en personas que consideran estar a salvo de la enfermedad gracias al uso de profilácticos.

En fuentes eclesiales, se espera la inmediata rectificación de unas declaraciones que han provocado una polvareda mediática y que han llegado hasta los medios de comunicación norteamericanos. Con un estilo apenas ininteligible, pero inequívocamente interpretado, Martínez Camino afirmó que los preservativos tienen su contexto en una prevención integral y global del sida. Además, aludió a la llamada estrategia ABC, predicado por la revista científica Lancet, es decir: Fidelidad, abstinencia y condones.

Como quiera que tanto el Vaticano como la Iglesia española han predicado siempre lo dos primeros puntos de la estrategia pero no el uso del condón, que la Iglesia considera contrario a la vida, el cardenal colombiano López Trujillo se ha apresurado a exigirle una rectificación a Martínez Camino.

Las reacciones a las declaraciones de Camino han sido diversas: la prensa progresista ha hablado de la rectificación de la Iglesia, al tiempo que las asociaciones homosexuales han saludado el cambio. Incluso Federico Jiménez Losantos, en la emisora de la Cadena COPE, propiedad de los obispos, ha dado por hecho, en la madrugada del miércoles 19, que las declaraciones de Camino eran la nueva doctrina oficial de la Iglesia. 

Por contra, muchos grupos católicos, y también algunos obispos, se han sentido escandalizados ante unas declaraciones que ponen en solfa la doctrina eclesial sobre el amor humano, las relaciones sexuales y el preservativo, y que, consideran, confunden a los católicos.