El pasado lunes, el Tribunal Constitucional decidió dar carpetazo al ‘affaire Casas'. De esta manera, acuerda que Casas siga al frente del Alto Tribunal a pesar de la conversación con una abogada en la que se ofrece para ayudarla si su caso llega al Constitucional en amparo. Así se cierra definitivamente el ‘affaire Casas'. El Supremo entendió casi en ‘tiempo real' que la conversación telefónica de Casas no había sido "asesoramiento ilícito" y el Tribunal Constitucional avala la actitud de su presidenta.
El problema es que el cierre del ‘affaire Casas' probablemente sea en falso. Es conocido que el Constitucional no goza del prestigio que debiera y que su independencia está en duda. Y todo este ‘affaire' salta cuando el Alto Tribunal está pendiente de renovación y con asuntos muy calientes encima de la mesa como la reforma del estatuto catalán o los ‘matrimonios' entre personas del mismo sexo.
El vocal del CGPJ, José Luis Requero, considera que la transcripción de la conversación de Casas podía haber pretendido forzar su dimisión. Por su parte, el eurodiputado Alejo Vidal Cuadras, considera que la oferta formulada por Casas a su interlocutora "roza el delito y arroja serias dudas sobre la idoneidad para el cargo que ostenta".
Más directa se muestra la portavoz parlamentaria del PP, Soraya Sáenz de Santamaría quien reclama de Casas una "profunda reflexión". Su nº 2, José Luis Ayllón, considera que la presidenta del TC "no está a la altura de su cargo".
Puede que -como señala Víctor de la Serna- los consejos de la presidenta del TC no sean delito. Pero lo que es seguro es que sí se trata de una rémora política que empañará lo que toque. Por eso, a pesar de que el Supremo se ha apresurado a zanjar judicialmente la polémica, Casas haría mejor dando un paso atrás y despejando el camino y las incógnitas. ¿Es bueno para la credibilidad de la institución que Casas siga presidiendo el Constitucional? ¿Es razonable que las próximas sentencias puedan ser cuestionadas por el ‘affaire Casas' que ha tambaleado las instituciones en los últimos días?
Por otra parte, en la retina todavía siguen vivas las imágenes de la vicepresidenta De la Vega abroncando a la presidenta del Tribunal Constitucional. Unas imágenes que no ayudan demasiado a recuperar la imagen de independencia que debería envolver al Alto Tribunal.
Al final, el complejo juego de recusaciones y contra recusaciones, los permanentes conflictos con el Supremo y los problemas políticos para pactar su renovación han hecho pensar a algunos en la necesidad -e incluso en la utilidad- del Tribunal Constitucional. ¿No estaríamos mejor con un Supremo independiente que ofreciera también garantías constitucionales? En este sentido se ha manifestado recientemente José María Carrascal y el catedrático del Constitucional de la Universidad Rey Juan Carlos, Enrique Álvarez Conde. El debate está encima de la mesa. Y el ‘affaire Casas' todavía está caliente.
¿Se ha cerrado en falso el ‘affaire Casas'?, ¿ha quedado desprestigiado el Alto Tribunal?, ¿deberíamos caminar hacia un modelo anglosajón de Supremo con sala de garantías constitucionales? Estos temas serán analizados por el ‘El Club de la Palabra' este domingo 15 a las 20,30. Participará el catedrático de Universidad Complutense, José Maria de la Cuesta, el vicerrector de Extensión Universitaria de la Universidad Rey Juan Carlos, David Ortega, el presidente del Centro Jurídico Tomás Moro, Javier Pérez Roldán y la profesora de Derecho Constitucional de ICADE, Mª Isabel Álvarez.