"Creo que el futuro de verdad, está en las nucleares y el carbón. Hay todo el que quieras en el mundo (carbón), es baratísimo. Si pones todos los huevos en la cesta del gas y el viento, dentro de 20 años este país tendrá la energía más cara e insegura del mundo". Lo dice Javier Uriarte, de Endesa. Y hace de la necesidad virtud: Endesa apuesta por el carbón porque tiene carbón. Iberdrola apuesta por el gas y por la energía eólica, porque es el mayor inversor en centrales de ciclo combinado y el máximo productor de la recurrente tecnología del molinillo. Gas Natural, naturalmente, no quiere oír hablar de otra cosa que no sea el ciclo combinado.
En la parte negra hay que decir: Endesa puede encontrarse con problemas por los costes de los derechos de emisión de gases contaminantes, especialmente a partir de 2007. En materia de ciclo combinado, el problema es que algunas tecnologías, por ejemplo la de la francesa Alstom, no están dando el resultado apetecido. Por su parte, Iberdrola ha ganado el pulso a Gas Natural en el muy técnico, pero muy importante, problema de abastecimiento de gas natural y de capacidad de regasificación a partir de 2004. ¿E Iberdrola? Pues muy sencillo, el gran problema de Iberdrola es su composición accionarial. En pocas palabras: si se le pregunta a cualquier socio europeo qué empresa energética española le gustaría comerse, respondería, sin dudarlo, que Iberdrola. Queda Unión Fenosa... pero Unión Fenosa depende de su máximo accionista, el Santander al que no le aburre mucho la cosa del kilowatio.
Y eso, en plena liberalización eléctrica, que comenzó en España el 1 de enero.