La vicepresidenta económica aspira a pasar de un salario de menos de 100.000 euros a otro de más de 1 millón. Afirma contar ya con una oferta. Rubalcaba le reprocha que le abandone por dinero. Su marcha es más importante que la de Bono, Chaves o Guerra, con los que el candidato no cuenta. Eso sí, las puertas de Telefónica las tiene cerradas, aunque no las del grupo de Carlos Slim
Cuatro años de crisis (el estallido de las hipotecas basura acaeció a finales de agosto de 2007) ha costado que PSOE y PP se hayan puesto de acuerdo para poner un tope constitucional al gasto público. En 24 horas, el todavía presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, ha recibido un aluvión de críticas procedentes de su propio partido y de los nacionalistas. Éstos no aceptan ningún tope de gasto público que no se autoimpongan ellos mientras lo que ahora vuelve a llamarse izquierda socialista asegura que lo que hay que hacer no es reducir el gasto público sino aumentar los impuestos.
El candidato socialista Rubalcaba -a quien ya se conoce en el PSOE como Rubal 'el breve'- se ha visto obligado a aceptar el tope de gasto pero no había previsto la contestación interna su partido. En una patética declaración a Radio Nacional de España, en la mañana del jueves, su portavoz, la inefable Elena Valenciano, ha advertido que el PSOE es "un partido donde se debate", y entonces toda la España política ha entrado en ebullición: ¿significa esto que no habrá acuerdo PP-PSOE?
En cualquier caso, ninguna de las deserciones, más o menos sinceras, por ejemplo las de José Bono, Alfonso Guerra o Manuel Chaves, han decepcionado a Rubalcaba como la de la vicepresidenta. Es más, aquéllas las desea. Lo que le ha sacado de quicio al candidato es la declaración de Elena Salgado, vicepresidenta económica, con quien Rubalcaba sí contaba. Como asegura a Hispanidad una fuente socialista, "Elena sí que ha roto el PSOE".
Y es que a quien en Bruselas conocen como 'Calamity Helen' tiene ofertas del sector privado. Es más, ella misma ha comentado que ya posee una en firme. Doña Elena está harta de ganar menos de 100.000 euros y quiere pasar a ganar más de 1 millón. Para ser exactos ha situado su precio entre 1 y 1,5 millones de euros anuales y ha puesto en marcha todos los contactos empresariales a los que ha accedido desde que dirige la política económica española. Salgado asegura que ya cuenta con una oferta por encima del millón de euros y cuando le preguntan dónde responde con una evasiva: busca hueco profesional en dos sectores, financiero y telecomunicaciones.
Problema para integrarse en el sector financiero: quien ha puesto en marcha la desastrosa reforma de cajas de ahorros y aún lidera el FROB no puede entrar en ese segmento, salvo, ojo, que se trate de un banco internacional. Se repetiría así la opción de Rodrigo Rato, quien abandonó el FMI para fichar por Lazard.
En el entretanto, fuentes próximas a Rubalcaba hablan del cabreo del candidato del PSOE a quien Salgado le debe su carrera política. Aseguran, y pasamos así al sector telecos, que tiene vedado su acceso a Telefónica, donde Salgado aspira a ser consejera delegada en sustitución del consejero delegado, Julio Linares. Ahora bien, las mismas fuentes socialistas aseguran que Linares, a pesar de los rumores, no se va. Alierta le quiere junto a él.
Eso sí, siempre cabe un lugar en un grupo internacional. Por ejemplo, uno deseoso de entrar en España desde hace una década, el del competidor de Telefónica, Carlos Slim. El hombre más rico del mundo es el propietario de América Móvil pero también de un grupo financiero, Inbursa, presente en México y Estados Unidos, además de socio de la Caixa. Y no olvidemos que Salgado y Fainé han liderado, junto al gobernador MAFO, la llamada reforma de cajas de ahorros, la una como vicepresidenta, el otro como máximo dirigente de la CECA. Y no olvidemos que el hombre más rico del mundo tiene como introductor, socio y amigo en España a Isidro Fainé.
Eulogio López
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