En la fiesta organizada por la Embajada norteamericana en España con ocasión de las elecciones sólo había patatas fritas y palomitas. Las copas debían ser abonadas a 8 euros y el ambiente decayó demasiado pronto. A pesar de eso, el ministro de Defensa, José Bono, se dejó ver. Ya saben: Patadas en la espinilla gratuitas primero y palmaditas en la espalda después.

En realidad, fue la noticia de la noche. Por supuesto, Bono se encargó de pregonar a los cuatro vientos que había mantenido una amigable conversación con el embajador George Argyros. Los corrillos de periodistas de la noche electoral no fueron suficientes y a la mañana siguiente se dedicó a pasearse por las distintas emisoras de radio para transmitir el mensaje del "buen rollo" que había mantenido con el embajador saliente.

Una actitud calificada por "grotesca" por el secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga. En declaraciones a Intereconomía, Elorriaga criticó además a Bono por haber creado problemas internos en Defensa "desconocidos hasta la fecha". Lo curioso es que tras el paseíllo radiofónico de Bono, el ministro de Defensa acudió al Senado para mantener la postura que había manifestado el general Félix Sanz: existe un desequilibrio en nuestra relación militar con Estados Unidos. Ver para creer.