Un vídeo positivo es un spot que cumple, como mínimo, estas tres condiciones: que haga pensar, que aporte optimismo y que demuestre que lo comercial es compatible con la ética.

En definitiva, un anuncio que puede ayudar a ser mejores. En este spot se muestra cómo una niña de 6 años nos roba por entero el corazón y nos enseña a amar. Lleva como eslogan: "Emotiva magnanimidad de los niños al compartir lo que tienen con sus compañeros", del profesor Alfonso Méndiz.

La mayoría de las campañas publicitarias nos hablan de ideales que fomentan el egoísmo: nos animan a triunfar, a seducir, a llevar una vida cómoda; cifran la felicidad en ser admirados o deseados; en tener o en disfrutar. El spot no se habla de nada de todo eso. Habla de generosidad, de entrega, de dar lo mejor que tenemos -de darse, más que de dar-, y de sentirnos bien queriendo a los demás. Sobre todo, habla de la inocencia de los niños, de esa aspiración que todos debiéramos sentir por volver un poco a nuestra infancia. Y, allí, aprender a ser mejores.

Esta acción publicitaria fue realizada en Barcelona por la agencia Bassat & Ogilvy para la Asociación AFANOC (Asociación de Familiares y Amigos de Niños Oncológicos de Cataluña), y recibió un merecido galardón en el Festival Internacional de Publicidad Cannes Lions.

Me alegró que lo premiaran. Porque es bueno que la publicidad defienda los valores humanos: "Hay más alegría en dar que en recibir". Este mensaje nos lleva a otra reflexión: "Es más importante ser que tener". Estos dos mensajes no se oyen con demasiada frecuencia en el mundo de la publicidad.

Clemente Ferrer

clementeferrer3@gmail.com