Sr. director:

Me gustaría comentar ciertos artículos de opinión generalizados en prensa en la actualidad, sobre la entrada en política de Ana Botella en la lista de Gallardón para la Consejería de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid.    

Algunos de ellos me recordaron los peores tiempos de la demagogia barata - en mi opinión uno de males de este país, por desgracia todavía bastante extendido-, ¿que se piensan estos periodistas?, ¿que las familias no tienen problemas reales?...sólo lo tienen los homosexuales, las prostitutas y los emigrantes. Es decir la señora que decide no dedicarse a la prostitución y se dedica a servir por horas, esa ya no puede tener problemas reales, el padre o la madre de familia en el paro o con bajo sueldo tampoco, las familias numerosas menos aun...estupendo razonamiento oye, y si no que hubieran abortado. 

La familia y esto ya es algo absolutamente innegable ha sido durante siglos, es ahora y probablemente será siempre, el núcleo fundamental de la sociedad, se encarga de sustentar, enseñar, educar en valores e introducir en la comunidad a los nuevos miembros de la misma. ¿Y quién lo va a hacer mejor si no? ¿el Estado acaso? ¿un colectivo o fundación determinada?. Y una nota importante ya que afortunadamente vivimos en democracia: la inmensa mayoría de la población se agrupa en torno a la familia, y que yo sepa los intereses mayoritarios están por delante de los intereses particulares.  

Lo que ocurre es que cada vez más los españoles -que no somos tontos pero sí muy pacientes-  estamos más que hartos de la manipulación que ejercen algunos periodistas en ese sentido de ataque sistemático a la familia, utilizando como excusa la tan manida "tolerancia" hacia otras formas de "familia" y sociedad. Tengo para mí que en el fondo los que más se las dan de tolerantes y progresistas serían los más tiranos si la ocasión les fuera propicia, pero claro lo que ahora vende es la tolerancia. Me parece bien que defiendan sus ideas, pero por favor no lo hagan a costa de vilipendiar las ideas de otros muchos. Ser tan radical hasta con cosas buenas como la tolerancia me parece peligroso y muy sospechoso. 

A mí sinceramente me dan bastante miedo este tipo de periodistas, pero si todavía ni se han ganado las elecciones y ya están juzgando y criticando la futura gestión de la Botella, desde luego es un ejemplo de tolerancia, imparcialidad y justicia nunca visto. 

Ángel L. Marcos Ferrando