El presidente del BBVA, Francisco González (FG), ha operado según costumbre: ha cesado a su mano derecha, José Maldonado, en vísperas de un largo puente, en este caso el de Nochebuena, un mes después del traumático cese de José Ignacio Goirigolzarri como consejero delegado, que puso de luto a la banca vasca. En este caso, no hay luto vasco, en cuanto ni Maldonado es vascongado ni lo es su sustituto, Domingo Armengol, pero sí es cierto que el nuevo jefe jurídico de segundo grupo bancario español nada tiene que ver con la escuela del Bilbao o la del Vizcaya. Los hombres del BBV están más que machacados.
Maldonado era secretario general del Grupo y secretario del Consejo de Administración, el guardián de las esencias, mejor, de los secretos, de FG, tarea en la que es secundado por José Antonio Fernández Rivero. Sólo que Maldonado, a sus 57 años ya estaba cansado de trabajar y le dijo a FG que, una vez neutralizado Goiri, se quería jubilar y nombrar a su sucesor. En el BBVA, el único que no se jubila es el presidente, que ya cuenta con 65 años de edad pero se siente joven de espíritu.
El miércoles 23 en la City madrileña especulaban sobre la pensión que se llevará Maldonado. Imposible de calcular, si el banco no lo dice, dado que las últimas cifras disponibles se refieren a 2008 y él se va con el 2009 casi cumplido, por lo que la pensión y el blindaje habrán crecido. Además, se queda como consejero, que también tiene sus prebendas.
Por otra parte, su sustituto, Domingo Armengol es un desconocido en el sector, lleva diez años en Argentaria, donde le llevó Maldonado, procedente de su misma empresa, de Iberia. FG tiró de Maldonado porque no se fiaba de los jurídicos de Francisco Luzón y Maldonado tiró de otros jóvenes porque... no se fiaba de los abogados de Paco Luzón.
Ahora entra en el Gotha de FG, reducido habitáculo donde operan muy pocas personas... y cada vez menos.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com